Fig. 1. El Penacho original, exhibido en el Weltmuseum.
El penacho de Moctezuma es un tocado de plumas de quetzal, con detalles en oro y piedras preciosas que se cree perteneció al tlatoani Moctezuma Xocoyotzin. No existe certeza en que este objeto sea de hecho auténtico y que en verdad perteneciera a dicho gobernante, ni es siquiera seguro que se utilizara como un accesorio para adornar la cabeza. Actualmente este objeto se encuentra alojado en el Museo de Etnología de Viena, en Austria.
El museo abrió sus puertas por primera vez, en 1806 y contiene alrededor de 200,000 piezas de varias culturas. Además del majestuoso penacho, el museo también guarda otros objetos con arte en plumas, del México colonial. Estos artefactos emplumados se encuentran junto con el penacho, en exhibición especial. En general el museo no es tan bien conocido, sin embargo la existencia del tan renombrado penacho como parte de su colección, ha logrado captar la atención de más público, en parte porque se ve mencionado de vez en cuando en las noticias. El 5% de los visitantes del museo son de nacionalidad mexicana y no tienen que pagar admisión.
México ha reclamado en varias ocasiones la propiedad del penacho, se ha solicitado un préstamo e incluso se ha llegado a proponer un trueque por la carroza dorada del emperador Maximiliano de Habsburgo, localizada en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec. Durante la presidencia de Vicente Fox se solicitó el préstamo del penacho al presidente austriaco Heinz Fischer, quien dió a entender que esta decisión no recaía en él, sino en el parlamento, pero nunca se llegó a un acuerdo. Este tema se dejó en pausa y hasta ahora no ha sido posible concretar una negociación. Científicos de ambos países han confirmado que cualquier tipo de transporte provocaría vibraciones que dañarían al objeto grave e irreversiblemente.
Tras la llegada de los conquistadores españoles, se enviaron numerosos objetos a Europa, entre ellos, la soberbia corona de plumas. A finales del siglo XVI se identificaba al objeto como un "sombrero morisco", después como un "sombrero indio" e incluso, como un "delantal indio". En 1908, durante el Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en Viena, se resolvió la cuestión al identificar la pieza como un penacho. Sin embargo, su verdadero origen sigue siendo un misterio, por lo que ha sido rebautizado oficialmente como "El Penacho del México Antiguo".
El penacho tiene una altura de 116 cm y un diámetro de 175 cm. El centro del penacho está hecho con plumas azules del ave xiuh totol y tejuelos de oro en forma de medias lunas con piedras preciosas. Sigue una zona rosa de plumas de tlauquechol y otra zona de plumas marrones de cuclillo, de donde sale una hilera de plumas verdes de quetzal. En total tiene más de 400 plumas de Quetzal. El número 400 simboliza la inmensidad y eternidad. El quetzal, cuyo nombre se deriva del dios Quetzalcóatl, es un ave sagrada que representa la fertilidad, sabiduría, paz y libertad. A pesar de que en la actualidad está muy deteriorado, el valor estimado del penacho por el gobierno austriaco, es de 50 millones de dólares.
La historiadora e investigadora mexicana, Carmen Cook de Leonard, afirma que esta pieza es solo uno de muchos penachos que poseía Moctezuma y no se trata de una pieza única e irreemplazable. Moctezuma poseía muchas riquezas y utilizaba diferentes ornamentos como este. Según esta teoría, Hernán Cortés entabló conversaciones con Moctezuma, invitándolo a convertirse a la religión católica y a ser vasallo del rey Carlos I. Esto concientizó a Moctezuma de la guerra que se aproximaba y probablemente para comprar más tiempo para organizarse, dio a Cortés el penacho, en conjunto con otras 158 piezas, en forma de regalo para su rey.
Así, estas piezas fueron inventariadas y enviadas a Europa, a Alemania, donde en ese momento residía el rey. Se cree que el penacho ingresó a la colección privada de un príncipe de la casa de Austria y con el paso del tiempo llegó a formar parte de la colección del Museo Etnológico de Viena. Se prestó para varias exposiciones en otros países y desapareció de la vista pública entre 1817 y 1878. La pieza fue olvidada por un largo tiempo, resultando en su deterioración; la humedad había dañado las plumas y algunos de los ornamentos en oro se habían soltado y perdido. Muchos años después fue redescubierta y restaurada. Este proceso se llevó a cabo, a cargo de la restauradora Zelia Nuttal, de parte del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de Harvard.
Fig. 2. El Penacho en restauración.
Moctezuma nació en el año 1466 y se desempeñó como quinto huey tlatoani entre los años 1502 y 1520. Se hizo cargo del ejército, al cual le tocó dirigir durante los gobiernos de su medio hermano y de su tío. Tras la muerte de su tío, Moctezuma es consagrado nuevo jefe máximo azteca.
Era delgado de pocas carnes, la color baza, como de loro, de la manera que todos los de su nación; traía el cabello largo, muy negro y reluciente, casi hasta los hombros; tenía la barba muy rara, con pocos pelos negros y casi tan largos como un xeme; los ojos negros, el mirar grave, que mirándole convidaba a amarle y reverenciarle. Era hombre de buenas fuerzas, suelto y ligero; tiraba bien el arco, nadaba y hacía bien todos los exercicios de guerra...
Cervantes de Salazar. Crónica de la Nueva España.
Once navíos al mando de Hernán Cortés, zarparon desde Cuba rumbo a Cozumel. Cortés contaba con un grupo de marinos e infantes, caballos, cañones y diferentes armas y una jauría de perros rastreros. En esa misma época, Moctezuma había recibido la noticia de la llegada de hombres barbados de piel blanca, montados en gigantescas bestias. Cortés arribó con sus hombres al Valle de México en 1519, momento en el que toma lugar el encuentro con Moctezuma. Tanto Cortés en su segunda carta de relación, como Bernal Díaz del Castillo en su “Historia verdadera”, dejaron noticia del acontecimiento. Cortés se dirigió a Moctezuma, obsequiándole un collar de vidrios y tratando de abrazarlo, pero los señores que acompañaban a Moctezuma lo impidieron. No sabía que él era el tlatoani, que en náhuatl significa, “el que habla”, y los demás callan. Ocurrieron intercambios amistoso y los españoles fueron así, bienvenidos al palacio de Axayacatl.
Ya que llegábamos cerca de México [...] se apeó el gran Montezuma de las andas y traíanle del brazo aquellos grandes caciques debajo de un palio muy riquísimo a maravilla, y la color de plumas verdes con grandes labores de oro, con mucha argentería y perlas y piedras chalchihuis, que colgaban de unas como bordaduras, que hubo mucho que mirar en ello. - Bernal Díaz, 1519.
Fig. 3. Ilustración del encuentro entre Moctezuma y Cortés.
La magnificencia de Moctezuma impresionó grandemente a los españoles, pero de poco sirvió la bienvenida que se les brindó, pues hablaban de un plan que tenía como objetivo aprisionar al tlatoani. Una vez logrado esto, exigieron que se les entregara oro en abundancia. El gobernador de Cuba, Diego Velázquez, envió a Pánfilo de Narváez para someter a Cortés. El mando en Tenochtitlan quedó entonces en manos de Pedro de Alvarado, quien ordenó la matanza del templo mayor. Los combates sucedieron uno tras otro y culminaron con la huida de los españoles en la llamada Noche Triste.
Antes de este acontecimiento, tuvo lugar la muerte de Moctezuma. Según los cronistas españoles, fueron los propios aztecas los que mataron al tlatoani, cuando salía a tratar de calmar al pueblo para que dejara de pelear. Otros autores opinan que los españoles fueron los que mataron a Moctezuma, porque ya no les era útil. Bernal Díaz relata:
Cuando así le vieron muerto, vimos que hicieron un gran llanto, que bien oímos las gritas y aullidos que por él daban: y aun con todo esto no cesó la gran batería que siempre nos daban de varas, piedra y flecha, y luego la comenzaron mucho mayor y con gran braveza, y nos decían: “Ahora pagareis muy de verdad la muerte de nuestro rey y señor y el deshonor de nuestros ídolos…”
Respetando el regreso de Quetzalcóatl, la llegada de los españoles fue una de las coincidencias más conflictivas de la historia. Por una parte su llegada terminó con una cultura, pero a la misma vez permitió el intercambio de conocimientos y costumbres que se encargaron de generar una nueva sociedad mestiza.
EL CONFLICTO
Alrededor de la historia del penacho de Moctezuma existen más leyendas que realidades. No se sabe si en realidad perteneció al emperador azteca o si era una insignia y no una corona. Se desconoce también cómo llegó en concreto a Austria, país donde se encuentra actualmente. Existe la creencia de que fue depositado en el Museo Etnológico de Viena durante la Segunda Guerra Mundial, junto con otros objetos prehispánicos.
Los grupos de concheros, (grupos de danza ritual prehispánica), afirman que es una corona, pero no hay referencias en códices de que algún gobernante haya sido coronado con un artículo como tal, sin embargo, sus características coinciden con la descripción de Hernán Cortés. La doctora María Olvido Moreno, especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, ha realizado profundos estudios sobre la pieza y contribuyó durante dos años junto con la alemana Melanie Ruth Korn en los trabajos de restauración.
“Los tlatoanis no usaban penachos, sino diademas de oro que resplandecían”, explica el historiador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Jorge Traslosheros. “Es posible que la pieza fuera un penacho ceremonial”, agrega. No hay certeza de que Moctezuma lo hubiera usado jamás, ya que no se sabe siquiera si en verdad era de su pertenencia. De este modo se falsea sobre la naturaleza del objeto al hacer suposiciones y otorgándole la pertenencia a Moctezuma.
Si bien los penachos siempre han estado relacionados con las tribus americanas, lo que atrae al público y a los científicos sobre esta pieza es, que supuestamente era de un emperador, por eso se le atribuyó el nombre de “penacho” o “corona” de Moctezuma. Aunque la realidad es que no se sabe si en verdad era de Moctezuma, incluso se dice que pudo pertenecer a una mujer. Existe otra versión de la historia que apunta a que no llegó a Europa por Hernán Cortés, sino que durante su traslado fue robado por un grupo de piratas franceses.
Son muchos los países que han sentido un despojo de sus pertenencias y reliquias. Los egipcios siguen pidiendo a Alemania que devuelva el busto de Nefertiti, los griegos aún exigen que les regresen los relieves del Partenón. La historia del saqueo es inevitable y el hecho de que objetos preciados de una cultura se encuentren en manos de un país al que no le pertenecen resulta en un disgusto para muchos. Hoy en día el penacho es un símbolo de la cultura mexicana y representa para muchos la historia de un gran imperio. Se mira al penacho como una idea romántica de la corona del último tlatoani. Para los mexicanos es el símbolo vivo de un pasado muerto, pero es también para los austriacos un símbolo de la historia y le tienen mucho aprecio.
México ve a los objetos de la pre-conquista como propiedad nacional y si el penacho se devuelve se debe quedar en el país. Como ya es sabido, anteriormente México solicitó a Austria el préstamo del penacho, pero además de que la transportación podría resultar en grandes daños al objeto, Austria se ha negado a hacerlo por temor a que no les sea devuelto. Sin embargo, el fallecido ex presidente austriaco Thomas Klestil y los cuerpos que conforman el Parlamento de Austria, se manifestaron a favor de que su país devuelva la pieza al país de origen.
El nacionalismo mexicano se ha construido sobre la noción de que el origen del país está basado en los tiempos prehispánicos y lo que se relacione con la cultura prehispánica se exalta y se vuelve algo de gran importancia, ya que es también esta parte de nuestra historia lo que le da a México un reconocimiento por parte de otras naciones y contribuye a que se difunda nuestra historia y cultura. Es natural que se vea al penacho como un símbolo de la nación, pero también existen más objetos nacionales de gran valor, fuera de México.
Fig. 4. Xokonoschtletl Gómora
Se ha hecho una campaña nacional que consiste en la petición de que los objetos de culturas mesoamericanas sean devueltos a su lugar de origen. Entre las personas que forman parte de esta campaña, se encuentra el danzante de música prehispánica y activista, Xokonoschtletl Gómora, quien fue comisionado ante la ONU por el Frente Mexicano Pro Derechos Humanos, para fomentar el rescate del patrimonio cultural mexicano. Gómora, es conocido por dirigir la Asociación Civil Internacional Yankuik Anahuak y porque durante más de treinta años ha peleado por el regreso del penacho de Moctezuma. Ha realizado danzas frente al Museo Etnológico de Viena, como un acto para demandar que se devuelva el penacho, ya que considera que es un símbolo de la cultura mexicana y como tal, debería encontrarse en suelo nacional.
Con toda esta información recolectada, personalmente, me parece que lo mejor sería que el penacho permaneciera en Viena. Sea como sea, este objeto va a seguir siendo un símbolo de nuestra historia y cultura, donde sea que se encuentre, e incluso puede servir como un medio para que las personas dentro de Austria y visitantes de otros países conozcan y se interesen un poco más por nuestra cultura. Además, el hecho de transportarlo desde tan lejos, ya sea por vía aérea o marítima, como ya es sabido, perjudicaría el estado y apariencia del objeto, provocando un daño que borraría parte de la historia prehispánica de nuestro país.
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